miércoles, 4 de junio de 2025

Cuidamos del Agua (VII): descubriendo la biodiversidad oculta a través del ADN ambiental

  


💧El agua limpia y su biodiversidad como un derecho fundamental

En el marco de las XX Jornadas Culturales Europeas del IES Valle de Aller, bajo el lema “Europa a la Carta: 25 años de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea”, recibimos la visita de Eva García Vázquez, catedrática de Genética de la Universidad de Oviedo y referente internacional en la conservación de ecosistemas acuáticos.




Eva nos habló del artículo 37 de la Carta Europea, que reconoce el derecho a la protección del medio ambiente, recordándonos una verdad esencial: sin agua no hay vida. Pero también nos advirtió de una realidad preocupante: el agua ya no está limpia. Donde hay agua, también hay plásticos, contaminantes en forma de amenazas invisibles (microplásticos) que afectan directamente a la biodiversidad de nuestros ríos, fuentes y bebederos. En el IES Valle de Aller llevamos ya dos cursos académicos investigando la presencia de microplásticos en el río Aller, concretamente en el tramo que atraviesa Moreda, Paso Marianes, muy próximo a nuestro centro.


🧬 Ciencia ciudadana y ADN ambiental: cómo ver lo invisible

Pero la ciencia se enfrenta a un reto importante: muchos seres vivos del medio acuático son difíciles de detectar a simple vista. ¿Por qué?

Porque suelen ser muy pequeños, porque evitan el contacto con los humanos, o porque tienen hábitos nocturnos. Esta invisibilidad natural provoca una falta de información sobre la biodiversidad acuática y dificulta enormemente su estudio y conservación.

Eva lidera el proyecto de ciencia ciudadana “Cuidamos del Agua”, en el que participa el IES Valle de Aller, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, con el que se analiza la calidad del agua y la presencia de microplásticos y especies mediante ADN ambiental.





Este enfoque innovador permite detectar especies acuáticas sin necesidad de capturarlas ni molestarlas. ¿Cómo? A través de las huellas genéticas que los organismos dejan en el agua: restos microscópicos de células, mucosa o escamas que contienen ADN y que se pueden amplificar en el laboratorio con técnicas como la PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

Con este “código de barras genético” se pueden identificar:

🔹 Especies indicadoras de buena calidad del agua (como los efemerópteros)

🔹 Especies vulnerables o protegidas (trucha, anguila, anfibios, desmán ibérico, nutria, martín pescador...)

🔹 Especies contaminantes (como Escherichia coli de origen fecal)

🔹 Especies invasoras antes de que destruyan nuestros ecosistemas autóctonos (como el cangrejo señal o el caracolillo del cieno)



🔬 Metodología del análisis de ADN ambiental

  • Toma de muestras de agua
  • Filtrado y conservación del material en etanol
  • Extracción del ADN del material retenido
  • Amplificación del ADN mediante PCR
  • Electroforesis para visualizar los resultados

Gracias a este proceso y al diseño de cebadores específicos (fragmentos de ADN que solo se adhieren al de una especie concreta), es posible “leer” la biodiversidad oculta en el agua de forma precisa y no invasiva.




🐸 Los anfibios: los nuevos dinosaurios en peligro

Uno de los grupos más afectados por la contaminación y el cambio climático son los anfibios, que necesitan agua limpia y hábitats terrestres húmedos. Factores como:
  • La desecación de fuentes y charcas
  • La expansión de urbanizaciones en zonas con humedales o próximas a los mismos
  • El uso de productos agresivos como la lejía en las limpiezas de fuentes y bebederos
  • La invasión del hongo asiático 
están llevando a muchas especies de anfibios al borde de la extinción. De ahí que se les llame “los nuevos dinosaurios”.

En Asturias, fuentes y bebederos bien conservados pueden albergar entre 99 y 112 individuos de especies como la rana bermeja, el sapo partero, el sapillo pintojo, el tritón jaspeado o el tritón palmeado. Son aliados naturales del ecosistema, ya que controlan poblaciones de insectos y arácnidos.





⚠️ ¿Sabías que existen para la protección de los anfibios existen sanciones?

📌 Prohibido coger o matar anfibios
  • Multa por manipulación: desde 300 €
  • Multa por matarlos: entre 3.001 € y 9.000 €
📌 Prohibido dañar fuentes y bebederos
  • Multa de 300000 €, mínimo, pues cada uno puede albergar casi 100 individuos por lo que su destrucción supone una sanción acumulativa importante (100 x 3001 = 300100 €)

Estas son algunas de las recomendaciones que nos propuso Eva para la conservación de los anfibios en las fuentes y bebederos de nuestros pueblos y ciudades:
  • Limpiar sin eliminar/raspar la vegetación, que da sombra, frescor y refugio
  • Evitar desinfectantes agresivos como la lejía
  • No introducir objetos o materiales contaminados de otros lugares, muy importante también cuando usamos nuestro material de filtrado para el estudio
  • No abandonar la limpieza para evitar que se colmaten de sedimentos



🌿 ¿Qué buscamos con nuestra participación en este proyecto?

A través de este trabajo de ciencia ciudadana, el alumnado aprende cómo aplicar la genética a la conservación del medio ambiente, cómo proteger nuestros ríos y fuentes, y cómo cada acción individual puede marcar la diferencia.

Gracias al uso del ADN ambiental, podremos detectar incluso la presencia de especies protegidas como la salamandra común, el sapo europeo, o invasoras peligrosas como Batrachochytrium dendrobatidis, el hongo letal para los anfibios.






👩‍🔬 Conclusión


Es bien sabido que la contaminación del agua tiene un impacto directo y negativo sobre la biodiversidad acuática. Cuanto mayor es la calidad del agua, más rica y diversa es la vida que puede albergar. Por eso, proteger nuestros ríos y fuentes no solo es una cuestión ambiental, sino también de preservación de la vida en todas sus formas.

Cuidamos del agua” es mucho más que un proyecto científico: es una invitación a conocer, cuidar y actuar. Porque la protección de la biodiversidad no empieza en los laboratorios, sino en las fuentes del concejo, en nuestros arroyos, en cada gota de agua limpia que conservamos entre todos.

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