

Actualizado el 12 de junio de 2025
A pesar de las dificultades enfrentadas tras el robo de nuestra compostadora durante las vacaciones, con la instalación de la nueva compostadora el IES Valle de Aller reafirma su compromiso con la educación ambiental y la sostenibilidad. El 12 de febrero, se llevó a cabo una sesión formativa en compostaje dirigida al alumnado de 4º de ESO, incluyendo a los voluntarios encargados de esta práctica ecológica. La sesión original se había programado coincidiendo con las celebraciones de los Días Mundiales de la Educación Ambiental y de la Reducción de las Emisiones de Dióxido de Carbono, del 26 y 28 de enero, respectivamente.
- Seguridad
de la compostadora:
Se recomendó asegurar la compostadora colocando piedras en los laterales y
sobre la tapa.
- Inicio
del compostaje:
Es esencial comenzar con una base de ramas de aproximadamente 20 cm de
altura, sin necesidad de trocearlas, para facilitar la aireación y el
drenaje adecuados.
- Aportes
de materia orgánica:
Al añadir residuos húmedos, como restos de comida o césped recién cortado,
aproximadamente una capa de 20 cm, es fundamental cubrirlos con una capa
fina de material seco, como serrín, hojas secas, posos de café o papel
utilizado para secarse las manos. Esta práctica equilibra la humedad y
acelera la descomposición.
- Aireación
del compost:
Se instruyó al alumnado en el uso del aireador, herramienta que debe
emplearse semanalmente para oxigenar la mezcla y favorecer una
descomposición homogénea.
- Control de la temperatura: La temperatura es un indicador crucial del proceso de compostaje. Se explicó que el compostaje atraviesa varias fases:
- Fase mesófila: Temperaturas inferiores a 40°C, donde microorganismos descomponen compuestos simples.
- Fase termófila: Temperaturas entre 40°C y 60°C, facilitando la descomposición de materiales más complejos y la eliminación de patógenos.
- Fase de enfriamiento y maduración: La temperatura desciende, permitiendo la estabilización del compost y la formación de humus.


Durante la segunda sesión del
taller de compostaje, a finales de curso, el alumnado tuvo la oportunidad de adentrarse en el
fascinante mundo de los organismos descomponedores, fundamentales para
transformar los residuos orgánicos en abono natural.
La sesión se centró en identificar
y clasificar la fauna descomponedora, distinguiendo entre:
🔹 Descomponedores de primer orden,
como bacterias y hongos, cuya presencia se comprobó de forma indirecta
mediante la medición de la temperatura del compost, ya que su actividad
metabólica eleva la temperatura interna del montón.
🔹 Microinvertebrados,
difíciles de observar a simple vista, que se capturaron mediante trampas
específicas para ser posteriormente analizados con lupa binocular.
🔹 Descomponedores de segundo y
tercer orden, como lombrices, colémbolos, larvas o escarabajos, que
también fueron detectados en las muestras y clasificados gracias al uso de claves
dicotómicas de identificación.
El uso de estas herramientas
permitió trabajar habilidades de observación científica, clasificación
biológica y comprensión de las relaciones ecológicas entre los
distintos niveles tróficos del proceso de compostaje.
Esta actividad no solo favoreció el aprendizaje de contenidos curriculares de Biología, sino que también fortaleció el compromiso del alumnado con la economía circular y la gestión sostenible de los residuos.
Durante la sesión, además del
estudio de la fauna descomponedora, se ofrecieron consejos prácticos para
garantizar la continuidad del compostaje escolar, especialmente de cara al
próximo curso.
🔧 Evitar interrupciones del proceso: Se insistió en la importancia de proteger la compostadora frente a posibles actos vandálicos o destrozos, ya que cualquier alteración puede comprometer el equilibrio biológico y ralentizar o detener la descomposición. La nueva ubicación a la entrada del instituto puede ayudar en este objetivo.
🌱 Aumentar el volumen y la
variedad de aportes: Uno de los objetivos es lograr que la compostadora
esté llena al menos de la mitad hacia arriba, manteniendo un volumen
adecuado y constante de materiales. Para ello, se propuso:
- Recoger
restos de cocina (fruta, verdura, posos de café, cáscaras de huevo
trituradas...).
- Aportar
restos de siega, hojas secas, papel sin tintas y cartón no
plastificado, equilibrando los residuos húmedos (verdes) y secos
(marrones).
- Almacenar
desde ya, hojas secas y restos de poda ligeros, que escasean en
invierno.
- Conseguir
posos de café
en volumen (del profesorado, cafeterías cercanas, etc.), que actúan como
un activador natural del compost: aunque no son estrictamente ni
secos ni húmedos, aceleran la actividad microbiana y enriquecen el
compost final.
📦 Preparación anticipada: Se
animó al grupo a crear un pequeño sistema de almacenamiento de materiales
secos, especialmente hojas, papel y hierba seca, para compensar los periodos en
los que predominan los residuos húmedos.
Estos consejos buscan consolidar
una rutina sostenible, facilitar el mantenimiento durante el curso y lograr
un compost maduro y de buena calidad, que pueda ser usado en el huerto escolar
u otros proyectos del centro.
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