El 18 de noviembre,
el alumnado de 4º de ESO del IES Valle de Aller participó en la Jornada
online “Acceso a la información veraz: fake news y desinformación en la UE”,
organizada por Europe Direct. La sesión, impartida por María Eugenia,
de la Comisión Europea en España, y Luisa Bernal, periodista de Maldita.es,
nos ayudó a comprender cómo funcionan los bulos, por qué se difunden tan rápido
y qué impacto tienen en nuestra vida cotidiana, desde la toma de decisiones
hasta la salud y la sostenibilidad.
¿Por qué existen noticias
falsas?
Las ponentes explicaron que la
desinformación responde a tres grandes intereses:
- Económicos, porque el “click” genera
ingresos por publicidad.
- Ideológicos, al apoyar una ideología,
partido, postura política o movimiento concreto y crear división entre
personas o grupos, enfrentándolos.
- Desestabilizadores, creando caos y
desconfianza en las instituciones.
El algoritmo de las redes
sociales facilita este proceso: si un contenido genera reacciones intensas, lo
amplifica, aunque sea falso. Así, se van construyendo narrativas tóxicas, como
que la UE restringe libertades, que la agenda 2030 es una
conspiración, o que la población migrante es violenta.
Una amenaza real para la
democracia
El 60% de la ciudadanía europea
expresa preocupación por el impacto de la desinformación. No se trata solo de
recibir información falsa, sino de perder nuestro derecho a decidir de
manera informada.
Para ello, la Unión Europea
impulsa medidas como:
- El Código de Buenas Prácticas contra la
desinformación.
- La Ley de Servicios Digitales.
- El Escudo Europeo de la Democracia.
Aun así, recordaron que la UE
tiene competencias limitadas en algunos ámbitos —como el medio
ambiente—, y que estas políticas deben complementarse con las normativas de
cada país.
¿Por qué la desinformación
circula tan rápido?
Los medios tradicionales han
perdido peso y muchas personas se informan a través de redes sociales y
perfiles de influencers, que no siempre contrastan lo que publican. Con la
inmediatez de estas plataformas, un bulo puede viajar por miles de pantallas en
minutos.
Cómo reconocer un bulo
Suelen utilizar:
- Mensajes con etiquetas de urgencia.
- Titulares sensacionalistas.
- Imágenes o vídeos descontextualizados.
- Contenidos generados o manipulados con IA.
- Enlaces sospechosos.
- Lenguaje emocional que nos empuja a reaccionar sin
pensar.
Algunos ejemplos mencionados
fueron:
- “Elimina el desayuno para preservar el medio
ambiente”.
- “La Unión Europea está destruyendo zonas
agrícolas para poner placas solares”.
Además, muchos bulos consiguen
engañarnos porque nos llegan reenviados por personas de confianza: familiares,
amistades o incluso profesorado. Cuando el mensaje viene de alguien cercano,
tendemos a bajar la guardia y damos por válido un contenido que no hemos
verificado. Esta es una de las estrategias más eficaces de la desinformación,
ya que se apoya en nuestros vínculos emocionales y en la idea de que ‘si me lo
manda alguien de confianza, será verdad’.”
Además de estas técnicas, la
desinformación se apoya en cómo funciona nuestra mente. Los bulos intentan
despertar emociones intensas —miedo, sorpresa, indignación— y utilizan
información sesgada que encaja con lo que ya pensamos. Aprovechan nuestros prejuicios,
estereotipos y el llamado ‘sesgo de confirmación’, que nos lleva a creer más
fácilmente aquello que coincide con nuestras ideas previas. Por eso
reaccionamos rápido y compartimos sin comprobar, pensando que ‘tiene sentido’ o
que ‘ya lo habíamos oído antes’.
Consecuencias en la vida real
Los bulos pueden:
- Dañar a personas concretas.
- Fomentar odio y violencia.
- Desprestigiar la ciencia y generar desconfianza.
- Influir en elecciones y decisiones políticas.
- Crear miedos infundados sobre salud, alimentación o
sostenibilidad.
Esto afecta directamente a
nuestro trabajo en la comunidad educativa: si el alumnado recibe falsedades
sobre nutrición, energía, migración o hábitos saludables, resulta más difícil
promover una ciudadanía crítica, responsable y sostenible.
¿Qué relación tiene esto con
la sostenibilidad y la salud?
La desinformación también circula
en temas ambientales y sanitarios. Algunos bulos habituales:
- Dietas milagro que ponen en riesgo la salud.
- Falsas alertas sobre alimentos.
- Información manipulada sobre energías renovables.
- Narrativas conspirativas contra la acción
climática.
Sin información veraz no hay decisiones
saludables, ni individuales ni colectivas. Una ciudadanía mal informada es
más vulnerable a rechazar medidas de sostenibilidad, a desconfiar de la ciencia
y a adoptar hábitos perjudiciales.
Cómo podemos actuar desde el IES Valle de Aller
La libertad de expresión no
significa que todo valga:
- La libertad de expresión protege la opinión, no la difusión deliberada de información falsa.
- Combatir los bulos no recorta libertades, sino que las protege, porque la democracia necesita que la ciudadanía reciba información fiable.
- Verificar, contrastar y desmentir no es censura: es
responsabilidad cívica.
Las ponentes insistieron en
pautas sencillas y muy útiles para trabajar con el alumnado:
- Mirar el enlace y comprobar la fuente.
- Leer el texto completo, no solo el titular.
- Hacer búsquedas inversas de imágenes y vídeos.
- Fijarse en detalles de las imágenes que suelen fallar en contenidos generados con IA.
- Desmentir sin ridiculizar, ofreciendo argumentos claros.
- Enviar posibles bulos a Maldita.es para su
verificación.









No hay comentarios:
Publicar un comentario