miércoles, 19 de noviembre de 2025

Acceso a información veraz: claves para entender los bulos y proteger la democracia, la convivencia, la sostenibilidad y la salud en la UE

 


El 18 de noviembre, el alumnado de 4º de ESO del IES Valle de Aller participó en la Jornada online “Acceso a la información veraz: fake news y desinformación en la UE”, organizada por Europe Direct. La sesión, impartida por María Eugenia, de la Comisión Europea en España, y Luisa Bernal, periodista de Maldita.es, nos ayudó a comprender cómo funcionan los bulos, por qué se difunden tan rápido y qué impacto tienen en nuestra vida cotidiana, desde la toma de decisiones hasta la salud y la sostenibilidad.




¿Por qué existen noticias falsas?

Las ponentes explicaron que la desinformación responde a tres grandes intereses:

  • Económicos, porque el “click” genera ingresos por publicidad.
  • Ideológicos, al apoyar una ideología, partido, postura política o movimiento concreto y crear división entre personas o grupos, enfrentándolos.
  • Desestabilizadores, creando caos y desconfianza en las instituciones.

El algoritmo de las redes sociales facilita este proceso: si un contenido genera reacciones intensas, lo amplifica, aunque sea falso. Así, se van construyendo narrativas tóxicas, como que la UE restringe libertades, que la agenda 2030 es una conspiración, o que la población migrante es violenta.



Una amenaza real para la democracia

El 60% de la ciudadanía europea expresa preocupación por el impacto de la desinformación. No se trata solo de recibir información falsa, sino de perder nuestro derecho a decidir de manera informada.

Para ello, la Unión Europea impulsa medidas como:

  • El Código de Buenas Prácticas contra la desinformación.
  • La Ley de Servicios Digitales.
  • El Escudo Europeo de la Democracia.

Aun así, recordaron que la UE tiene competencias limitadas en algunos ámbitos —como el medio ambiente—, y que estas políticas deben complementarse con las normativas de cada país.



¿Por qué la desinformación circula tan rápido?

Los medios tradicionales han perdido peso y muchas personas se informan a través de redes sociales y perfiles de influencers, que no siempre contrastan lo que publican. Con la inmediatez de estas plataformas, un bulo puede viajar por miles de pantallas en minutos.



Cómo reconocer un bulo

Suelen utilizar:

  • Mensajes con etiquetas de urgencia.
  • Titulares sensacionalistas.
  • Imágenes o vídeos descontextualizados.
  • Contenidos generados o manipulados con IA.
  • Enlaces sospechosos.
  • Lenguaje emocional que nos empuja a reaccionar sin pensar.

Algunos ejemplos mencionados fueron:

  • “Elimina el desayuno para preservar el medio ambiente”.
  • “La Unión Europea está destruyendo zonas agrícolas para poner placas solares”.

 

Además, muchos bulos consiguen engañarnos porque nos llegan reenviados por personas de confianza: familiares, amistades o incluso profesorado. Cuando el mensaje viene de alguien cercano, tendemos a bajar la guardia y damos por válido un contenido que no hemos verificado. Esta es una de las estrategias más eficaces de la desinformación, ya que se apoya en nuestros vínculos emocionales y en la idea de que ‘si me lo manda alguien de confianza, será verdad’.”

Además de estas técnicas, la desinformación se apoya en cómo funciona nuestra mente. Los bulos intentan despertar emociones intensas —miedo, sorpresa, indignación— y utilizan información sesgada que encaja con lo que ya pensamos. Aprovechan nuestros prejuicios, estereotipos y el llamado ‘sesgo de confirmación’, que nos lleva a creer más fácilmente aquello que coincide con nuestras ideas previas. Por eso reaccionamos rápido y compartimos sin comprobar, pensando que ‘tiene sentido’ o que ‘ya lo habíamos oído antes’.



Consecuencias en la vida real

Los bulos pueden:

  • Dañar a personas concretas.
  • Fomentar odio y violencia.
  • Desprestigiar la ciencia y generar desconfianza.
  • Influir en elecciones y decisiones políticas.
  • Crear miedos infundados sobre salud, alimentación o sostenibilidad.

Esto afecta directamente a nuestro trabajo en la comunidad educativa: si el alumnado recibe falsedades sobre nutrición, energía, migración o hábitos saludables, resulta más difícil promover una ciudadanía crítica, responsable y sostenible.




¿Qué relación tiene esto con la sostenibilidad y la salud?

La desinformación también circula en temas ambientales y sanitarios. Algunos bulos habituales:

  • Dietas milagro que ponen en riesgo la salud.
  • Falsas alertas sobre alimentos.
  • Información manipulada sobre energías renovables.
  • Narrativas conspirativas contra la acción climática.

Sin información veraz no hay decisiones saludables, ni individuales ni colectivas. Una ciudadanía mal informada es más vulnerable a rechazar medidas de sostenibilidad, a desconfiar de la ciencia y a adoptar hábitos perjudiciales.


Cómo podemos actuar desde el IES Valle de Aller



La libertad de expresión no significa que todo valga:

  • La libertad de expresión protege la opinión, no la difusión deliberada de información falsa.
  • Combatir los bulos no recorta libertades, sino que las protege, porque la democracia necesita que la ciudadanía reciba información fiable.
  • Verificar, contrastar y desmentir no es censura: es responsabilidad cívica.


Las ponentes insistieron en pautas sencillas y muy útiles para trabajar con el alumnado:

  • Mirar el enlace y comprobar la fuente.
  • Leer el texto completo, no solo el titular.
  • Hacer búsquedas inversas de imágenes y vídeos.
  • Fijarse en detalles de las imágenes que suelen fallar en contenidos generados con IA.
  • Desmentir sin ridiculizar, ofreciendo argumentos claros.
  • Enviar posibles bulos a Maldita.es para su verificación.






















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