domingo, 17 de diciembre de 2023

Guardianes del río Aller: alumnado de 1º de ESO participa en la etapa de desove y fecundación artificial de la repoblación de truchas autóctonas

 






El 14 de diciembre, los estudiantes de 1º de ESO del IES Valle de Aller se sumergieron en una experiencia única: el desove y la fecundación artificial de truchas autóctonas"fario" (Salmo truta fario) en el centro de alevinaje de la Asociación Allerana de Pescadores "El Maravayu" situado en el Molín de Peón (El Pino-Aller). Allí fueron recibidos por el presidente de esta asociación sin ánimo de lucro, Sabino Monje, que compartió con el alumnado la apasionante labor que realizan desde hace más de 35 años para mejorar la biodiversidad de los ríos alleranos. Con alrededor de 450 hembras y 150 machos reproductores, han logrado soltar anualmente entre 550.000 y 600.000 alevines, con un éxito en el proceso superior al 90%.

 


La actividad, organizada por el Proyecto Educando para la Sostenibilidad y la Promoción de la Salud, forma parte de un conjunto de iniciativas que abordan la biodiversidad de las aguas y conciencian sobre la importancia del agua en la vida humana y del planeta. Desde senderismo hasta programas de ciencia ciudadana, los estudiantes participan activamente en la preservación del entorno relacionado con el agua y la vida acuática.

 


Molín Peón está situado en el margen del río Valmartín, afluente del Braña (también denominado San Isidro). Había sido molino y batán a principios del siglo XX, y luego pasó a ser una minicentral hidráulica hasta mediados de siglo. El Maravayu lo compró, ya en ruinas, en 1991. En junio de 1993, una vez reconstruido, fue inaugurado como laboratorio y centro de alevinaje. En la actualidad, es un lugar emblemático en la repoblación piscícola en colaboración con el Principado de Asturias. Este centro, al encontrarse en el curso alto del río Aller, destaca por la calidad de su agua fría y oxigenada, proveniente de la zona del Monumento Natural de las Foces del Pino.


 

Los estudiantes aprendieron a distinguir entre la trucha común,  trucha fario o trucha pintona, "con pintas", especie autóctona de la península ibérica, de los ejemplares de trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), que se crían en piscifactorías para consumo humano tras su importación desde Norteamérica en 1880. Participaron activamente en el proceso de fecundación artificial, identificando machos y hembras y comprendiendo la importancia de esta actividad en la conservación de la biodiversidad del río Aller.



Cada hembra deposita alrededor de mil huevos por kilogramo de peso. Los pescadores aprietan suavemente el abdomen de las hembras para que se desencadene la liberación de la puesta en un recipiente (ver vídeo). Seguidamente hacen lo mismo con los machos, que expulsan el semen que fecundará los huevos (ver vídeo). Los pescadores cubren los huevos y el esperma durante 5 a 10 minutos, período es crucial para garantizar la fecundación artificial.

 


Los ríos alleranos sirven como escenario para el impresionante espectáculo de la freza, un acto coreografiado por la madre naturaleza para asegurar la continuidad de la especie. En la libertad de las aguas fluviales, 2-3 machos, siguiendo sus instintos, se ubican estratégicamente detrás de la hembra. La hembra deposita sus huevos mientras los machos los fecundan con el semen liberado. Los golpes de la cola de la trucha semientierran los huevos, un acto que busca tanto oxigenar como ocultar la puesta. Los puntos de freza, visibles por su aspecto blanquecino en el lecho del río, se localizan estratégicamente en las cabeceras de los ríos, como este en las proximidades del antiguo molino.






En el centro de alevinaje, los huevos fecundados se recogen con cuidado y se colocan en cajones-nido, cunas temporales, que resguardan los huevos durante 20-25 días. Pero no todos los huevos embrionan con éxito; aquellos que quedan blancos y carecen del distintivo punto interior son eliminados manualmente de los cajones por los pescadores. Aquí es donde la atención y dedicación de los miembros de "Maravayu" entra en juego. Día tras día, se aseguran de que los huevos reciban un flujo constante de agua limpia, oxigenada y fresca en el Molín de Peón. Un compromiso diario que garantiza un ambiente propicio para el desarrollo embrionario. Sin embargo, en la naturaleza, con su imprevisibilidad, la supervivencia presentaría desafíos, pues grandes riadas provocadas por lluvias intensas o deshielo pueden amenazar la freza, llevando consigo la pérdida potencial de alevines anuales.

 

 

Tras 45-48 días y alcanzar los 410º día de acumulación de calor, medidos por la suma de la temperatura media diaria del agua, nacen los alevines, que inicialmente se alimentan de los nutrientes contenidos en el saco vitelino durante las primeras dos semanas. A medida que crecen comienzan a buscar su propio alimento. En su hábitat natural, estos jóvenes buscarían refugio en áreas tranquilas y de poca corriente.

 




La vida de la trucha en el escenario fluvial es perfecto ejemplo para comprender las cadenas alimentarias y las redes tróficas de estos ecosistemas acuáticos. Las truchas se convierten en presas para nutrias, visones, garzas y cormoranes, como muestran las fotografías que amablemente nos ha cedido Sabino para la redacción de este artículo.

 

¿Sabías que el nombre "Maravayu" tiene sus raíces en la estrategia de pesca y relación con las cadenas alimentarias en las que interviene la trucha? Los pescadores, utilizan un señuelo que imita a la larva acuática de un insecto tricóptero, el maravayu, que vive dentro de pequeños estuches en forma de tubo fabricados con seda emitida por una glándula bucal.

En el laboratorio de la Asociación "El Maravayu", los estudiantes no solo se sumergieron en el mundo de las truchas, sino que observaron otros organismos acuáticos que ayudan a tejer la vida y las redes tróficas en torno al río Aller. Alumnos y alumnas, con ojos curiosos, observaron ejemplares de anguilas, misteriosas viajeras de los ríos, y sus alevines, las diminutas angulas y de anfibios como las salamandras y los tritones.

 



En los exteriores de la instalación se encontraron con el majestuoso acebo, adornado en esta época navideña con sus típicos frutos rojos, y el tejo, dos testigos silenciosos de la riqueza natural vegetal de Asturias y de la cultura asturiana.

La emoción de ser partícipes en este ciclo de vida acuático no solo ilumina el entendimiento, sino que también infunde un profundo respeto por la biodiversidad de los ríos alleranos. ¡Qué hermoso es contribuir a dar vida a nuevas criaturas que, a su vez, darán vida a nuestro río!

La jornada culminó con la promesa de que en la tercera semana de junio, este mismo alumnado estarán nuevamente involucrado en la repoblación, concretamente en las inmediaciones del instituto, donde el río Aller pasa por Moreda. Una experiencia que fusiona educación, conservación y amor por la naturaleza.

 



Desde este blog hacemos un agradecimiento especial  hacia Sabino y todos los asociados de "Maravayu". Su generosa dedicación y destacada labor, compartida altruistamente con el IES Valle de Aller, son faros de inspiración en la protección y promoción de la biodiversidad fluvial.

 

¡UN APLAUSO POR SER VERDADEROS GUARDIANES DE NUESTROS RÍOS!


 

Explora más en nuestras fotos y vídeos a través de este enlace (https://photos.app.goo.gl/xxFgAFxMZr6rBYWS7)y el del enlace del artículo del pasado curso:

https://reriesvalledealler.blogspot.com/2022/12/participacion-en-el-desove-y.html


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