Tras la celebración de San Martín
en Moreda, el 11 de noviembre, el alumnado del IES Valle de Aller retomó la
actividad del huerto escolar con la plantación de ajos, una práctica muy
arraigada en el calendario agrícola tradicional del concejo. Estas fechas son
idóneas porque, a mediados de noviembre, el suelo ya está fresco pero aún se
trabaja con facilidad. Además, el ajo necesita pasar frío invernal para formar
correctamente el bulbo: si se planta demasiado tarde, el resultado suele ser un
ajo “tontu”, pequeño y poco desarrollado; y si se adelanta en exceso, tiende a
espigar, perdiendo calidad.
La actividad permitió al alumnado
conocer también las propiedades nutricionales del ajo. Se trata de un alimento
vinculado a la prevención cardiovascular, rico en compuestos como la alicina
—con efecto antimicrobiano natural— y muy presente en la dieta mediterránea y
en numerosas recetas tradicionales de asturias. Cultivarlo en el propio centro
facilita comprender la importancia de consumir productos frescos, de temporada
y de proximidad como parte de una alimentación equilibrada.
Desde la perspectiva de la
sostenibilidad, la plantación de ajos es especialmente interesante: es un
cultivo de bajo requerimiento hídrico, no precisa fertilización intensiva y
permite aprovechar los bancales durante los meses fríos, manteniendo activo el
huerto escolar a lo largo del curso. Todo ello refuerza competencias
ambientales y acerca al alumnado a prácticas agrícolas respetuosas y coherentes
con los objetivos de la circularidad.



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